"De dimes y diretes"

He estado pensando mucho en algo que a los humanos les perturba últimamente: el uso de símbolos religiosos y la paridad en el lenguaje. Mi pequeño cerebro no alcanza a entender esta problemática. Algo que sí me parece muy curioso es el uso de esas frases o palabras que tanto repetís, y me remito a mi querida amita: ¡Vaya por  Dios, he vuelto a engordar 2 kilos!, ¡Gracias a Dios, quedan tallas de pantalones!, ¡Por los clavos de Cristo, como no me llame el maromo ese no le vuelvo a dirigir la palabra!.....Y así con ¡Dios mío!, ¡Por Dios!, ¡Virgen bendita!, ¡Jesús, María y José!, ¡Por el amor de Dios!, ¡Por la gloria bendita!, ¡Virgen santa!, ¡Dios nos coja confesados!, ¡Señor!, ¡Ave María purísima!, ¡Dios mío!, y un largo etcétera.

Propongo para evitar herir suceptibilidades adaptarse a la particular iDIOSincrasia de cada ser humano, ¡cáspitas, se me ha colado un dios! Así, en el caso de mi queridísima amita y aspirante a pija de nivel, se diría: ¡Por los tacones de Loubotin!, ¡Chanel, Versace y Dior!, ¡Por el amor de Valentino!, ¡Gracias a Gucci!, etc. ¿Y si se tratase de un médico?: ¡Galeno desinfectado!, ¡Hipócrates! En el caso de un bailarín: ¡Repetto!, ¡Por el amor de Baryshnikov!, ¡Por las zapatillas de la Pavlova!, etc.; y no os digo nada en el caso de los políticos: ¡Por Ángela Merkel!, ¡Gracias a Mario Draghi!...

Esto da para mucho y casi que me quedo con la simpleza del mundo animal, porque como dijo Baltasar Gracián: "Lo bueno, si breve, dos veces bueno", aunque bueno, este hombre pertenecía al Siglo de Oro y ahora nos encontramos en el Siglo de Activos Tóxicos.