Me siento desamparado, nadie escucha mis ruegos. No tengo acceso a ningún defensor del animal. Sólo sé que cada vez que la veo siento como lombrices en el estómago. No dejo de leer y releer este famoso poema de un hombre llamado Francisco de Quevedo:
Cerrar podrá mis ojos la postrera
Sombra que me llevare el blanco día,
Y podrá desatar esta alma mía
Hora, a su afán ansioso lisonjera;
Mas no de esotra parte en la ribera
Dejará la memoria, en donde ardía:
Nadar sabe mi llama el agua fría,
Y perder el respeto a ley severa.
Alma, a quien todo un Dios prisión ha sido,
Venas, que humor a tanto fuego han dado,
Médulas, que han gloriosamente ardido,
Su cuerpo dejará, no su cuidado;
Serán ceniza, mas tendrá sentido;
Polvo serán, mas polvo enamorado.
Sombra que me llevare el blanco día,
Y podrá desatar esta alma mía
Hora, a su afán ansioso lisonjera;
Mas no de esotra parte en la ribera
Dejará la memoria, en donde ardía:
Nadar sabe mi llama el agua fría,
Y perder el respeto a ley severa.
Alma, a quien todo un Dios prisión ha sido,
Venas, que humor a tanto fuego han dado,
Médulas, que han gloriosamente ardido,
Su cuerpo dejará, no su cuidado;
Serán ceniza, mas tendrá sentido;
Polvo serán, mas polvo enamorado.
Querido amigo cánido, te lo diré así de claro: "con los humanos has topado, dogOh".
ResponderEliminarNo hay mucho que hacerle, ya sabes que en estos tiempos que corren es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio.
muacks!
en todo los casos... te queda el amor platonico, el sueno de un amor nunca consumido...
ResponderEliminarQue sepas: yo te quiero de mi autentica manera caotica igaul se eres un dogo aleman o un perro de agua con canas....din don la gatita
Palomita mensajera
ResponderEliminarvuela pronto a su perrera,
y dile que la quiero,
con todo mi corazon de perro.
carmen feijoo
BELLO POEMA
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